A lo largo de todos estos años, más de diez, el libro y mi percepción han cambiado, pero he sentido la necesidad de mantenerme fiel a aquel impulso que me transformó y a la forma que encontré para representarlo. Entonces y ahora, descubro en él un deseo de subvertir las cosas y las palabras, de inventar otro lenguaje, de construir otra mirada y otra escucha, y de ver qué sucede al hacerlo.