Edición al cuidado de Óscar Curieses
«Un país sin memoria ni nostalgia, que ha visto crecer el musgo en los cantos de los libros y ha aprendido a sentarse con sobria elegancia en la silla eléctrica», así definía en 1973 el propio autor el lugar y la época que le tocó vivir, los tiempos bárbaros en los que andaba sumida España. De formación autodidacta, Andrés Rábago empezó a publicar, bajo el heterónimo de OPS, en revistas como La Codorniz, Hermano Lobo o Cuadernos para el Diálogo. Corrían los últimos compases de la dictadura franquista y sus dibujos, alucinados y dadaístas, retrataban el inconsciente de una época y ponían en tela de juicio su credo. Cabe decir que también supieron anticipar sus secuelas, sedimentos que aún nos atañen cincuenta años después.